Hace 3 meses que Reino Unido y la UE comenzaron las negociaciones para un acuerdo sobre su futura relación y no ha habido avances, en parte, por culpa del impacto del COVID-19.
La Oficina Nacional de Estadística británica ha anunciado una caída del PIB británico del 20,4% en abril. El Banco de Inglaterra en mayo estimaba una caída de hasta el 30% del PIB en el 2ºTR y del 14% anual en 2020, con un crecimiento del 15% en 2021. Ante este panorama, las negociaciones para la futura relación entre Reino Unido y la UE han pasado a un segundo plano.
Aunque ambas partes tienen la intención de acelerar las negociaciones durante el mes de julio, los agentes económicos deberán prepararse para la implementación de formalidades aduaneras a partir del próximo 1 de enero que seguro van a suponer retrasos en las entregas y un aumento de costes para las empresas.
Reino Unido, para garantizar el abastecimiento en su mercado, ha anunciado unilateralmente que la introducción de controles fronterizos en destino para los bienes de la UE, se hará por etapas durante un período de 6 meses.
La primera etapa, en enero de 2021: los importadores en Reino Unido dispondrán de un plazo de hasta 6 meses para cumplimentar las declaraciones aduaneras y efectuar el eventual pago de aranceles. Solo algunos productos como el tabaco, productos químicos tóxicos o los animales vivos tendrán controles específicos. Desde abril de 2021, la 2ª etapa, todos los productos de origen animal y plantas y productos vegetales regulados requerirán una notificación previa y documentación sanitaria o fitosanitaria. Y, a partir de julio de 2021, tercera y última etapa, introducción de los controles fronterizos habituales y pago de la deuda aduanera en el punto de importación.
Parece en este momento que será posible alcanzar un acuerdo, aunque sea de mínimos, evitando aranceles en los intercambios de bienes al pasar la negociación a una clave política, que podría dejar abierto a posteriori el desarrollo de los detalles del acuerdo.
Fuente: KPMG